Editorial

La migración sin anteojeras

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En un contexto de aumento de la criminalidad en el que un factor relevante (aunque de ningún modo el único) es la creciente participación de bandas extranjeras, una parte significativa de la discusión pública sobre migración se hace desde un enfoque de “problema”, incluso “crisis”. Ello es lamentable, pues si bien es imprescindible hacerse cargo de esa dimensión desafortunada del fenómeno migratorio, lo cierto es que ella tiene mucho que ver con fallas de la política migratoria y los controles de fronteras, no de los propios migrantes, la inmensa mayoría de los cuales busca insertarse honesta y productivamente en la sociedad que los recibe.

Reportes como el del Banco Mundial deben informar una mejor respuesta de política pública hacia la migración y su impacto.

Sobre esto último -la migración como aporte y oportunidad- entrega luces un reciente informe del Banco Mundial (BM) que enfatiza la contribución a la economía chilena del alza migratoria de los últimos años. En particular, interesa el hecho de que derriba dos mitos muy asentados: que los migrantes representan, en conjunto, una carga para las arcas públicas; y que por su perfil socioeconómico y de calificación suelen también ser un lastre para el crecimiento. Además de ser éstas dos generalizaciones que no dan cuenta de la gran diversidad entre los migrantes que han llegado al país, dificultan sopesar sin sesgos el real impacto de la migración.

Así, para un universo cercano a 1,2 millón de migrantes económicamente activos de distintas nacionalidades -casi la mitad de ellos venezolanos-, el BM calcula que han contribuido 1,7 puntos porcentuales al aumento del consumo y 0,8 al PIB (incluso han aportado US$ 399 adicional al PIB per cápita, lo que es excepcional). Por otra parte, la sostenibilidad fiscal de los migrantes es mayor que la de los chilenos, con lo cual es más lo que pagan en impuestos que lo que reciben en servicios y ayudas estatales. Por último, el aporte demográfico de los migrantes en un país que envejece no debe subestimarse.

Conclusiones como las de este y otros informes deben informar una mejor respuesta de política pública hacia la migración, tanto la que ya está radicada en Chile como la que continúa atravesando nuestras fronteras.

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